Ventajas de invertir en España como mexicano

Pequeños detalles hacen las grandes diferencias. Testimonio de un mexicano viviendo en Zaragoza.

6/10/2024

Llevo desde el 2014 viviendo en España y este es mi testimonio.

Los motivos de mi salida de México fueron muy variados, quería formar una familia y mi mujer y yo queríamos encontrar un mejor lugar en donde pudiéramos no solo tener hijos, sino además seguir desarrollándonos como profesionales, tener una vida más tranquila y ofrecerles un mejor futuro a esos hijos que aún no existían.

Analizando indicadores de bienestar en el Mundo, encontramos el “Better life Index” de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico y el “Índice de Desarrollo Humano” generado por Naciones Unidas, en ambos, Canadá se encontraba entre los países más avanzados en Calidad de Vida y tuvimos la oportunidad de conseguir una Visa para iniciar un nuevo negocio.

Siete meses más tarde de iniciar nuestra gran aventura, después de un invierno frío en Quebec, decidimos regresar a México. Las razones de nuestro regreso no tuvieron que ver con el negocio que iniciamos sino más con la sensación de encontrarnos un poco aislados, haciendo vida dentro de un pequeño departamento. Aunque los canadienses en general eran muy amables y cultos, sentimos que no encajábamos por completo. Es posible que influyó un poco la barrera del idioma. De cualquier forma, experimentamos por primera vez una verdadera sensación de seguridad y eso nos llevó a seguir buscando opciones.

En un principio eliminamos la posibilidad de vivir en Europa porque no queríamos estar tan lejos de nuestro México, pero al no haber vuelo directo a Quebec, nos dimos cuenta que prácticamente tardábamos lo mismo que un vuelo de México a Madrid.

Cuando analizamos la posibilidad de viajar a España, casualmente autorizaron un tipo de Visa que te permitía residir, trabajar y beneficiarse de todos los servicios españoles: la “Golden Visa”. El único requisito era invertir en comprar una propiedad o varias que sumaran 500 mil euros, el equivalente en esos momentos a 6.5 millones de pesos. Los precios de las viviendas en España eran similares y en algunos casos menores que los de cualquier capital en México y por lo menos costaban 3 o hasta 4 veces menos que en Canadá. Nuestra intención con nuestros ahorros era, una vez establecidos en algún lugar, comprar un departamento o dar un enganche para comprar una casa a crédito, pero con la ayuda de mis suegros y de mi padre juntamos los recursos para comprar una casa y un departamento, entre ambos sumaban 550 mil euros. La casa la habitamos nosotros y en ella seguimos viviendo actualmente y el departamento lo rentamos, esa renta en un principio nos vino muy bien, pero en la actualidad la depositamos en una cuenta de inversión de muy bajo riesgo que abrieron los padres de mi pareja en España, con la intención de, en unos pocos años, retirarse y venirse a vivir a una playa del Mediterráneo.

Mis impresiones de vivir en España son las siguientes: en cuanto a seguridad, la experiencia ha sido similar a la que vivimos en Canadá. Vivimos en la cuarta ciudad más importante del país y podemos salir a caminar por las noches sin temor alguno. En más de 10 años aquí, no he presenciado ni un asalto ni una pelea en la calle. Nuestros hijos nacieron en el sistema de salud público, ya que al cabo de un año nos dimos cuenta de que el seguro médico privado era innecesario, así que decidimos cancelarlo, ya que la atención pública superaba a la privada en muchos aspectos.

Ahora, nuestros hijos disfrutan jugando en los parques con sus amigos, y es increíble ver a niños de 10 años caminando solos hasta la escuela.

Durante muchos años, solo tuvimos un coche, ya que el transporte público y el uso de la bicicleta son muy cómodos y seguros. Sin embargo, con dos hijos pequeños, decidimos comprar otro vehículo de mejor calidad, en especial para nuestras vacaciones. Las carreteras aquí, por cierto, son incluso mejores que las de Estados Unidos. Excepto en Madrid y Barcelona, las distancias son cortas y el tráfico es casi inexistente, lo que nos permite llegar a cualquier lugar de la ciudad en menos de 20 minutos. Esto nos ha regalado casi dos horas adicionales al día, que aprovechamos para disfrutar más de la vida.

Me sorprende mucho el sistema educativo público. Aunque tiene áreas que mejorar, no es muy diferente al sistema privado y, sin duda, supera por mucho al de las escuelas públicas en México. Las diferencias entre las familias no son tan marcadas; en el colegio de mis hijos hay padres que son policías, dependientas de gasolineras, carpinteros, doctores, investigadoras, profesores, e incluso choferes de autobuses. Esta mezcla social se acerca mucho a lo que idealmente buscábamos: una sociedad con oportunidades más equitativas y sin diferencias sociales tan radicales. No conozco jóvenes que no terminen la universidad o una Formación Profesional (FP), que es como una universidad de profesiones.

A pesar de que todo se paga en euros, los productos básicos en el supermercado tienen precios similares a los de México, y la ropa es más barata. Eso sí, los servicios como la electricidad y el gas para la calefacción son considerablemente más caros. Comer fuera en un restaurante es caro, pero no más que en México. Lo único que extraño son las taquerías. Aquí, un mesero puede atenderte por la tarde y, por la noche, encontrártelo en el teatro o celebrando contigo. Las diferencias sociales y económicas son mínimas.

En México, había normalizado cosas que no lo eran. Al venir de una familia de clase alta, o al menos media-alta, siempre tuvimos servicio doméstico, e incluso algunas familias cercanas tenían chofer. Aquí, lo normal es que cada persona se encargue de sus tareas domésticas: lavar su ropa, cocinar, cortar el césped o hacer reparaciones menores en casa. La figura del servicio doméstico apenas existe, salvo en grandes ciudades o en algunos casos, como el de cuidadoras, generalmente latinas, que ayudan a personas mayores y reciben un salario justo por su trabajo. La cultura de las propinas tampoco está extendida aquí. Al principio, solíamos dejar el 10%, hasta que un día un mesero me devolvió la propina y me explicó que en España no era necesario.

Las oportunidades de viajar y conocer lugares son inmensas, y los servicios para personas mayores son extraordinarios. España es un paraíso para las personas mayores o con alguna discapacidad. El crecimiento de servicios especializados siempre va en aumento, y las calles están adaptadas para que las personas en silla de ruedas puedan moverse sin problemas. Incluso hay transporte gratuito para ellos, con un servicio de recogida en cualquier lugar de la ciudad.

La cooperación entre los vecinos es también notable. En mi barrio, lo que sería una colonia en México, la comunidad se organiza a través de redes sociales para exigir mejoras en los servicios o para protestar si algo no funciona adecuadamente.

La casa y el departamento que compramos ahora valen casi el doble, por lo que estoy seguro de que hicimos una excelente inversión. También contamos con una cuenta de ahorros y otra de inversión. Aunque el rendimiento no es tan alto como en México, nos da tranquilidad saber que nuestros recursos están seguros. Además, ahora ya tenemos la doble nacionalidad.

En cuanto al sistema de justicia, no he tenido ninguna queja hasta el momento. La única vez que terminé frente a un juez fue cuando demandé a una compañía de televisión e internet, y el juez falló a mi favor, otorgándome una indemnización. Me sorprendió positivamente ganar el caso, especialmente porque mi contraparte era una multinacional, y pensé desde el principio que no tendría muchas posibilidades. Más tarde, me enteré de que existen instancias a nivel de la Unión Europea a las que se puede recurrir si pierdes un juicio en tu país, lo cual me hace sentir protegido por el sistema.

Al principio, el servicio al cliente me parecía un poco brusco, pero con el tiempo entendí que la gente trabaja mucho y cobra un salario justo por su esfuerzo. Un mesero en España no solo atiende mesas, sino que también recoge, cobra, barre, limpia los platos y es capaz de gestionar hasta 15 mesas al mismo tiempo. Lo mismo ocurre en tiendas de ropa y otros establecimientos. Así que, en realidad, no son maleducados, solo que tienen el tiempo muy ajustado y no pueden detenerse a conversar con los clientes. Las respuestas suelen ser directas y rápidas. Aquí, cada negocio tiene hojas de reclamaciones oficiales que los clientes pueden solicitar si algo no les parece bien. Al principio, cometí el error de pedir algunas porque consideraba que tardaban mucho en atenderme, hasta que entendí que el servicio al cliente en España funciona de manera diferente. Estas reclamaciones son oficiales y pueden generar sanciones al establecimiento, por lo que hacer una queja es algo serio y puede poner en riesgo el empleo de una persona.

Trato de viajar a México una vez al año, aunque no siempre es posible.

Aunque el motivo inicial para salir de México era llevar una vida más tranquila, ahora me doy cuenta de que me había acostumbrado a cosas que no deberían ser normales: ver mendigos en las calles, perros callejeros, personas viviendo en los basureros. Me había adaptado a las enormes diferencias socioculturales, a la corrupción, a no salir por la noche por miedo. Solía pensar, de manera ingenua, que un nuevo partido político podría mejorar la situación, pero nunca asumí mi propia responsabilidad en lo que ocurría. Ahora entiendo que ningún país puede cambiar si su población no participa activamente. Aquí en España, soy una persona más, con derechos que se respetan y obligaciones que cumplo. En México, en cambio, muchos me verían como un "junior" que salió del país sin alcanzar a comprender que todos deberíamos tener la oportunidad de realizarnos y vivir en paz en esta vida. Y parte de esa realización es sentirnos seguros en el lugar donde vivimos, o al menos tener la opción de buscar una mejor vida en otro sitio si no es así. Y eso es lo que deberíamos desearle a cualquier mexicano o persona sin importar su nacionalidad.

Estoy seguro que uno puede ser feliz con pocas oportunidades, pero al tener para elegir entre varias, esa felicidad puede estar mucho más al alcance.